Rusia redobla su apuesta por el gas natural licuado (GNL) en el Ártico, reactivando su estrategia de exportación mediante una flota paralela, pese al impacto persistente de las sanciones occidentales.
Por primera vez desde octubre de 2024, un buque metanero atracó y zarpó de la planta Arctic LNG 2, uno de los proyectos insignia del Kremlin para expandir sus exportaciones de GNL. La iniciativa había quedado prácticamente paralizada durante meses tras la intensificación de las sanciones impuestas por Estados Unidos, que disuadieron a potenciales compradores y operadores logísticos.
Sin embargo, datos satelitales y de rastreo marítimo confirmaron recientemente que el buque Iris, un metanero clase Arc4 con casco reforzado para navegación en aguas heladas, abandonó la terminal ártica rumbo al puerto de Murmansk. Aunque no se pudo confirmar la carga de GNL a bordo —el calado del buque no se alteró tras su partida—, la maniobra evidencia los esfuerzos del gobierno ruso por reactivar la infraestructura energética a través de canales alternativos.

Una flota paralela para sortear las restricciones
Rusia ha desplegado al menos 13 buques —cuatro de ellos clase hielo— para abastecer Arctic LNG 2, varios de los cuales han cambiado de empresa gestora para ocultar su verdadera propiedad. Esta “flota en la sombra” se complementa con embarcaciones en reparación en China, buques varados en el Golfo de Finlandia y unidades cerca de instalaciones de almacenamiento flotante en el extremo oriental ruso.
La reactivación de los envíos desde Arctic LNG 2 representa un intento por descomprimir los tanques de almacenamiento, que desde octubre pasado han recibido el gas producido sin poder exportarlo. En ese periodo, ocho cargamentos fueron desviados a depósitos marítimos sin llegar a destino internacional.

Además, imágenes satelitales tomadas el 25 de junio revelaron actividad de venteo en dos trenes de producción de la planta, lo que podría implicar operaciones en curso o preparación para nuevas cargas. Sin exportaciones regulares, la capacidad de almacenamiento podría saturarse nuevamente, forzando otra interrupción en la producción.
Expectativas inciertas en un mercado fragmentado
El desafío central sigue siendo encontrar compradores dispuestos a arriesgar sanciones. Mientras el gobierno de Joe Biden fue contundente en aplicar medidas a buques, puertos y operadores vinculados al proyecto, no está claro aún si la administración Trump mantendrá el mismo nivel de presión.
Según fuentes citadas por Bloomberg, representantes del consorcio Arctic LNG 2 han mantenido negociaciones con actores en India y China, aunque sin confirmación de ventas concretas. Jan-Eric Fahnrich, analista de Rystad Energy, advierte que el cuello de botella no sólo es político, sino logístico: “el mayor obstáculo sigue siendo encontrar compradores y capacidad de transporte”.
Para el Kremlin, retomar las exportaciones es clave. Desde 2022, las ventas de gas por gasoductos a Europa se han desplomado. En ese contexto, el GNL transportado por vía marítima representa una vía vital para sostener ingresos fiscales. Moscú prevé triplicar sus exportaciones de GNL para 2030, con Arctic LNG 2 como pieza central.
No obstante, las perspectivas son frágiles. “Más de un millón de metros cúbicos de GNL exportado el año pasado sigue sin venderse, almacenado en unidades flotantes”, explicó Malte Humpert, director del Arctic Institute. “China aparece como comprador potencial, pero la demanda allí lleva ocho meses en descenso sostenido”.
Presión sostenida desde Occidente
Mientras tanto, desde el ámbito político se reafirman las posiciones de bloqueo. Geoffrey Pyatt, ex subsecretario de Estado de EE.UU. y artífice de las sanciones contra Arctic LNG 2, instó a intensificar las medidas. “Ahora es el momento de aumentar la presión sobre los ingresos energéticos de Rusia”, señaló. En Europa, también crece el consenso para cortar toda dependencia del gas ruso, elevando la vara para los próximos movimientos de Moscú.
En este contexto, el futuro del megaproyecto ártico dependerá de su capacidad para sortear el cerco logístico, financiero y diplomático impuesto por Occidente, mientras intenta seducir a compradores reticentes en Asia.
Te puede interesar: Rompehielos nucleares rusos lideran la primera entrega de GNL del año a Asia por la Ruta del Mar del Norte














