Washington emitió una nueva alerta de seguridad y pidió a sus ciudadanos que evacuen Haití lo antes posible ante la escalada de violencia provocada por las pandillas. La Embajada de EE.UU. en Puerto Príncipe advirtió que el contexto actual representa un riesgo extremo para los residentes y viajeros, e instó a utilizar medios de transporte comerciales o privados “cuando sea posible hacerlo con seguridad”. El país caribeño atraviesa una crisis humanitaria profunda, con más de 1,3 millones de desplazados internos y un incremento sostenido en asesinatos, secuestros y disturbios.
Embajada de EE.UU. pone el foco en el avance del crimen organizado
La Embajada de EE.UU. en Puerto Príncipe publicó un comunicado en redes sociales en el que insta a los ciudadanos estadounidenses a abandonar el país “lo antes posible”. La recomendación llega en un momento de creciente inestabilidad, donde el accionar de las pandillas ha paralizado regiones enteras, especialmente en la capital y los departamentos de Artibonite y Centro. El mensaje enfatiza evitar multitudes, estar atentos a las noticias locales y no acercarse a zonas con reportes de violencia o disturbios.

Además, las autoridades informaron que se han reanudado algunos vuelos comerciales entre ciudades clave como Cap-Haitien, Les Cayes y Puerto Príncipe, aunque advirtieron que los traslados en helicóptero desde lugares no comerciales implican riesgos. También recordaron que el personal oficial estadounidense tiene prohibido utilizar vuelos desde o hacia Puerto Príncipe debido a restricciones de seguridad impuestas por la Administración Federal de Aviación de EE.UU.
Residentes desconectan central eléctrica de Haití para exigir seguridad
En medio de la crisis de seguridad, los residentes de Mirebalais, una ciudad bajo control de pandillas desde marzo, decidieron tomar medidas drásticas. El 17 de junio, cortaron deliberadamente el suministro desde la planta hidroeléctrica de Péligre, principal fuente de electricidad del país, como forma de presión ante la inacción del Gobierno. Este acto dejó a Puerto Príncipe y comunidades vecinas en la oscuridad total por segunda vez en poco más de un mes.

La acción expuso el colapso institucional del Consejo Presidencial de Transición, incapaz de brindar seguridad básica a la población. Según líderes locales, los residentes están utilizando “la única presión que les queda” para forzar una respuesta estatal: la interrupción del servicio eléctrico que abastece a la capital. Mientras tanto, el silencio de las autoridades alimenta aún más la frustración de los ciudadanos, quienes aseguraron que no permitirán reanudar la energía hasta que se recupere el control sobre Mirebalais y Saut-d’Eau.
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