En medio de un creciente debate interno en Washington sobre la efectividad real de los bombardeos estadounidenses contra instalaciones nucleares iraníes, el Secretario de Defensa, Pete Hegseth, encabezó una enérgica defensa de la operación, desestimando los informes preliminares que ponen en duda su alcance destructivo. En una conferencia de prensa poco habitual, marcada por un tono confrontativo, Hegseth apuntó directamente contra los medios y sostuvo que los ataques fueron un “éxito histórico”.
Los bombardeos, realizados el pasado sábado, apuntaron a tres instalaciones clave del programa nuclear iraní: Natanz, Fordow e Isfahán. Mientras la administración Trump calificó la operación como una “aniquilación” del programa nuclear persa, un informe preliminar de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA, por sus siglas en inglés), filtrado a medios como CNN y The Washington Post, indicó que los daños habrían retrasado el programa apenas unos meses. Esta evaluación fue categorizada como de “baja confianza”, una calificación común en reportes de daño iniciales de batalla.

Hegseth respondió con dureza: “Llámelo destruido, derrotado, como quieran. Esta fue una operación histórica que debemos celebrar como estadounidenses”. Además, acusó a la prensa de socavar deliberadamente los logros del operativo por motivos políticos, alegando que se trata de una estrategia para “desacreditar a Trump” y “minar el trabajo de nuestros pilotos”.
Durante la misma comparecencia, el jefe del Estado Mayor Conjunto, general Dan Caine, brindó detalles técnicos sobre la operación, destacando el uso por primera vez del GBU-57 Massive Ordnance Penetrator, una bomba de 13.600 kg especialmente diseñada para penetrar estructuras fortificadas como la planta de enriquecimiento de Fordow. Caine explicó que este armamento fue producto de más de 15 años de investigación tras detectarse en 2009 una megaconstrucción subterránea en Irán que escapaba a las capacidades ofensivas convencionales de EE.UU.
Divergencias dentro de la comunidad de inteligencia
A pesar del respaldo entusiasta de Hegseth, el debate sigue abierto dentro de las agencias de inteligencia estadounidenses. El martes, el director de la CIA, John Ratcliffe, declaró que nueva información obtenida por fuentes de alta confiabilidad confirma que las instalaciones nucleares fueron destruidas y que la reconstrucción podría demorar años.
Por su parte, la Directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, respaldó públicamente a Ratcliffe a través de redes sociales, insistiendo en que “las instalaciones nucleares han sido destruidas”, y que cualquier intento de reconstrucción desde cero sería una empresa de largo aliento para Irán.

No obstante, expertos independientes han moderado las expectativas. Un análisis del Institute for Science and International Security, dirigido por David Albright, reconoce que si bien la infraestructura crítica fue severamente dañada, Irán aún conserva cantidades significativas de uranio enriquecido (en distintos niveles) y centrífugas no instaladas que podrían ser utilizadas en el futuro para retomar la senda del enriquecimiento.
Dan Shapiro, exembajador de EE.UU. en Israel y actual miembro del Atlantic Council, advirtió que los ataques no necesariamente significan el fin del programa nuclear iraní ni de sus aspiraciones de adquirir armamento atómico.
El factor político y la presión internacional
En paralelo al conflicto técnico, el componente político es ineludible. Desde la Cumbre de la OTAN en La Haya, el presidente Donald Trump también hizo referencia al informe de la DIA, reconociendo que “los daños podrían ser limitados o muy severos”. El mandatario busca mantener la narrativa de contundencia estratégica de su administración frente a Irán, incluso mientras nuevos datos cuestionan los resultados finales del operativo.
Por último, The Financial Times reveló que, según funcionarios europeos, los primeros análisis sugieren que las reservas de uranio altamente enriquecido de Irán permanecen mayormente intactas, lo cual podría complicar el relato de una “victoria total”.
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Información basada en reportes originales de Military Times, Defense One, CNN, Nextgov/FCW y The Financial Times.













