La Alianza Atlántica aprueba – por primera vez- duplicar su meta histórica de gasto militar para 2035, en una cumbre tensa marcada por la presión de EE.UU. y la resistencia de España.

La cumbre de la OTAN, celebrada en La Haya los días 24 y 25 de junio, culminó con un acuerdo sin precedentes: los 32 miembros se comprometieron a elevar sus gastos de defensa del 5% del PIB para 2035, como exigía el presidente de Estados Unidos Donald Trump.
La declaración final establece que los países invertirán al menos un 3,5% del PIB anual en defensa básica y un 1,5% adicional en la protección de infraestructura crítica y ciberseguridad.
Antecedentes y contexto
En 2006, los ministros de Defensa de la OTAN acordaron destinar al menos el 2% del PIB al gasto de defensa, pero no muchos lo cumplieron. No fue hasta la anexión de Crimea por parte de Rusia, en 2014, que los Estados miembros reafirmaron destinar el 2% del PIB para 2024 en la cumbre de la OTAN celebrada en Gales en 2014.
Hasta 2024, solo 23 de los 32 países habían cumplido con ese objetivo. Polonia lidera actualmente el gasto con un 4,1% del PIB, seguida de Estonia, Estados Unidos con un 3,4% y luego le siguen Letonia y Grecia con un 3,1%. El aumento del gasto se observa en los países que limitan con Rusia como Estonia y Lituania.
Paradójicamente, el único país cuyo gasto fue menor en relación con su PIB en 2024 fue, precisamente, el país que más presiona: Estados Unidos. Aun así, el presidente Trump celebró la decisión como “victoria monumental” de su gestión, que según él, logró que los países europeos finalmente aumenten sus presupuestos de defensa.
Desarrollo del acuerdo
El nuevo objetivo se organizará en dos niveles, según explicó el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Los miembros deberán dedicar al menos el 3,5% del PIB anual a necesidades básicas de defensa y el 1,5 restante se enfocará en áreas claves como la ciberdefensa e infraestructura crítica.
Este porcentaje deberá alcanzarse progresivamente hasta 2035, con una evaluación intermedia en 2029.
Tanto Trump como el presidente francés, Emmanuel Macron, reafirmaron su apoyo incondicional al artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte, que garantiza la defensa mutua ante cualquier ataque. Esto refuerza la idea de que la OTAN sigue siendo una alianza cohesionada, incluso en tiempos de tensión.
Tensión con España
En la cumbre, España rechazó elevar su gasto militar al 5% del PIB. El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, argumentó que cumplir con ese nivel de gasto podría poner en riesgo el bienestar social y los servicios públicos de su país.
A pesar de haber firmado el acuerdo, Sánchez declaró que solo gastará el 2,1% del PIB y sostuvo que no existe una “obligación formal” de alcanzar el 5%.

La respuesta de Trump no se hizo esperar: calificó a España como “siempre un problema cuando se trata del gasto de la OTAN”, y advirtió sobre posibles aranceles comerciales si el país no cumple el acuerdo.
Aunque algunos miembros intentaron mostrar comprensión hacia la postura española, la resistencia generó tensiones en la cumbre de la alianza.
Contexto de incertidumbre
La cumbre de La Haya redefine el rumbo de la OTAN: por primera vez se establece un gasto del 5% del PIB, lo que marca un antes y un después en su historia.

La incertidumbre internacional, con una guerra en Ucrania y las crecientes tensiones con Rusia y China, ha generado una sensación de inseguridad en Occidente. Sin embargo, deja interrogantes abiertos:
¿De qué manera solventarán este compromiso los 32 miembros?
¿Está el mundo realmente ante una amenaza tan inminente como para justificar el gasto militar?
En 2029, cuando se realice la revisión intermedia, se sabrá si se trató de un compromiso real o una promesa vacía.
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