El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, comunicó formalmente al nuevo secretario general de la OTAN, Mark Rutte, que España no apoyará la propuesta de aumentar el gasto militar hasta el 5% del PIB, que será debatida en la cumbre de la Alianza la próxima semana. En una carta enviada a Rutte, Sánchez calificó la iniciativa como “irrazonable” y “contraproducente”, advirtiendo que dicha meta pondría en riesgo el Estado de Bienestar en España.

En este sentido, la propuesta impulsada por Rutte representa un giro drástico respecto al actual compromiso de los aliados de la OTAN, que exige un gasto mínimo del 2% del PIB en defensa. El plan, respaldado por presiones persistentes de Estados Unidos, pretende endurecer los compromisos de gasto militar ante el nuevo contexto geopolítico marcado por la guerra en Ucrania, el rearme ruso y la creciente competencia estratégica con China. Sin embargo, ningún país de la OTAN, ni siquiera Estados Unidos, alcanza actualmente el umbral del 5%. Polonia, el Estado miembro con mayor inversión en defensa, apenas supera el 4%.
Sánchez argumenta que escalar el gasto militar al 5% del PIB exigiría un aumento significativo del gasto público, que solo podría financiarse mediante incrementos impositivos y recortes en servicios esenciales. “La realidad empírica es que, para España, como para otros países de la OTAN, alcanzar un gasto de defensa del 5% será imposible a menos que se produzca a costa de aumentar los impuestos a la clase media, recortar los servicios públicos y las prestaciones sociales para sus ciudadanos y reducir su compromiso con la transición verde”, escribió el presidente en su misiva citado desde El Economista.
España pide tiempo
España es actualmente el país con menor inversión militar dentro de la OTAN. En 2024, su gasto en defensa apenas superó el 1% del PIB. Bajo presión internacional, el Gobierno utilizó créditos fiscales y reasignaciones presupuestarias —sin pasar por el Congreso— para alcanzar este año el 2%, cumpliendo así con el objetivo vigente. No obstante, el salto al 5% supondría duplicar y medio ese esfuerzo en un contexto de elevada deuda pública: España cerró 2024 con una deuda del 100% del PIB y un déficit cercano al 3%.

En su carta, Sánchez pidió cautela y subrayó que cualquier incremento debe estar acompañado de tiempo y margen de maniobra adecuados. “La UE y sus Estados miembros ya están trabajando en estos objetivos. Pero para lograr avances reales, necesitaremos tiempo”, indicó. En ese contexto, el mandatario español propuso que el nuevo umbral se proponga como un objetivo opcional o que se reformule con otra fórmula menos rígida.
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