El último informe del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) ha encendido alarmas en la comunidad internacional al advertir que China posee el arsenal nuclear de crecimiento más acelerado del planeta. Con al menos 600 ojivas nucleares contabilizadas hasta enero de 2025 y una tasa de expansión de aproximadamente 100 nuevas ojivas por año desde 2023, Beijing se posiciona como un actor nuclear en plena expansión con proyecciones preocupantes para la estabilidad estratégica global.
Según el Anuario SIPRI 2025, la República Popular China podría igualar a Estados Unidos y Rusia en número de misiles balísticos intercontinentales (ICBM) hacia finales de la década. Esta proyección se basa en la construcción avanzada de alrededor de 350 nuevos silos de lanzamiento distribuidos en vastas regiones desérticas del norte chino y zonas montañosas del este. Aún no se ha confirmado si estos silos están operativos, pero una vez desplegados, podrían albergar desde ojivas individuales hasta misiles con cabezas múltiples independientes (MIRV), lo que elevaría el potencial destructivo chino hasta superar las 1.200 ojivas estratégicas en ICBM.
Hans Kristensen, investigador senior asociado de SIPRI y director del Proyecto de Información Nuclear de la Federación de Científicos Americanos, destacó que esta expansión responde posiblemente a una reevaluación estratégica del régimen de Xi Jinping. El liderazgo chino habría considerado insuficiente su antigua postura de disuasión mínima frente a los avances en defensa antimisiles de EE.UU., impulsando así una modernización integral de sus capacidades nucleares.

A pesar de mantener formalmente la política de “no primer uso” y asegurar que su doctrina sigue siendo defensiva, el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China reconoció públicamente el aumento acelerado del arsenal, aunque rechazó categóricamente cualquier participación en una carrera armamentista.
La modernización china no se limita al componente terrestre. SIPRI señala una expansión significativa de su tríada nuclear: se están refaccionando los submarinos SSBN Tipo 094 para portar misiles balísticos de mayor alcance (JL-3), y simultáneamente se desarrolla la nueva clase Tipo 096 junto con bombarderos estratégicos de nueva generación. Aunque actualmente sus submarinos nucleares no representan una amenaza creíble para el territorio continental de EE.UU., sí podrían operar con eficacia en escenarios regionales o alcanzar Hawái y Alaska.
Desde Washington, el secretario de Defensa Pete Hegseth advirtió en una reciente audiencia en el Congreso que la expansión nuclear china representa una amenaza persistente. Paralelamente, el Departamento de Defensa de EE.UU. informó que China ya cuenta con más de 600 ojivas listas para combate, y estima que superará las 1.000 para 2030, en línea con lo reportado por SIPRI.

El contexto geopolítico se agrava con la inminente expiración del tratado New START entre EE.UU. y Rusia en febrero de 2026. La ausencia de nuevos acuerdos para limitar los arsenales estratégicos, sumado al estancamiento de las negociaciones multilaterales, podría desencadenar una nueva carrera armamentista. SIPRI advierte que los avances en inteligencia artificial, capacidades cibernéticas, tecnología cuántica, armamento espacial y sistemas de defensa antimisiles están desdibujando las métricas tradicionales de control de armas.
El director de SIPRI, Dan Smith, subrayó que “la era de la reducción nuclear iniciada tras la Guerra Fría está llegando a su fin” y advirtió que el nuevo ciclo de rearme presenta riesgos aún mayores. “Las viejas fórmulas de control numérico de armas ya no son suficientes”, sentenció.
Finalmente, el presidente estadounidense Donald Trump volvió a impulsar una agenda de control armamentista, proponiendo una cumbre trilateral con China y Rusia para reducir el gasto nuclear global, que consideró “enormemente derrochador”. Aunque durante su primer mandato intentó sin éxito incorporar a China a las negociaciones con Moscú, ahora redobla sus esfuerzos ante un escenario cada vez más inestable.
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