Un tribunal taiwanés condenó a tres años de prisión al capitán del buque Hong Tai 58 por dañar un cable submarino que conecta la isla principal de Taiwán con las islas Penghu, en un fallo sin precedentes que pone de relieve la creciente tensión en torno a la seguridad de las infraestructuras críticas de comunicación en el estrecho de Taiwán.

La sentencia, emitida por el Tribunal de Distrito de Tainan, representa la primera condena relacionada con una serie de incidentes registrados en los últimos años que afectaron a cables submarinos alrededor de Taiwán. Las autoridades de Taipei han calificado estos episodios como tácticas de “zona gris” empleadas por Pekín para desestabilizar a la isla, aunque China ha negado su implicación y los atribuye a accidentes marítimos comunes.
Una infraestructura crítica en el centro de la tensión geopolítica
Los cables submarinos transportan cerca del 95% del tráfico global de internet, y Taiwán depende de 10 cables nacionales y 14 internacionales para mantener su conectividad. La rotura del cable en cuestión generó una interrupción severa, afectando tanto al gobierno como a la sociedad civil, según indicó el fallo judicial.

Pese a múltiples advertencias, el buque no abandonó la zona. Horas después de zarpar, se registró el corte de un cable submarino en el área. La tripulación, compuesta por ocho ciudadanos chinos, fue detenida, pero sólo Wang fue imputado.
Durante el proceso judicial, Wang negó inicialmente haber causado daños, aunque luego admitió que “podría haber roto” el cable. Alegó que las condiciones del mar le obligaron a anclar sin saber que la zona contenía infraestructura crítica. La fiscalía argumentó que las cartas electrónicas del buque demostraban que su ubicación era conocida y que el patrón de navegación —en zigzag— y la trayectoria del ancla eran inconsistentes con un anclaje convencional.
Una investigación que refuerza las sospechas sobre sabotaje deliberado
El fiscal del caso, Hsu Shu Han, explicó que el Hong Tai 58 era altamente sospechoso: tenía escasa actividad de carga en el último año, múltiples nombres registrados y un propietario no identificado. Aunque no se hallaron pruebas directas de vínculos entre la tripulación y el gobierno chino, las autoridades consideran que el incidente se enmarca en un patrón creciente de riesgos para la infraestructura digital de la isla.

En enero, el gobierno acusó a otro buque de propiedad china de cortar un cable cerca de su costa norte, lo que fue negado por el armador. En noviembre pasado, un portaaviones chino fue vinculado a la rotura de cables submarinos en el mar Báltico, aunque una investigación sueca posterior no logró confirmarlo.
El ministro del Consejo de Asuntos Oceánicos de Taiwán, Kuan Bi-ling, afirmó que el Hong Tai 58 estaba bajo observación como parte de un grupo de 52 embarcaciones monitorizadas por comportamientos inusuales. Por su parte, Herming Chiueh, viceministro de Asuntos Digitales, alertó que los ataques a cables submarinos podrían ser un punto de inicio para un conflicto de gran escala, subrayando la importancia de proteger la infraestructura de comunicaciones frente a amenazas híbridas.
Aumento de las tensiones y advertencias desde Taipei
El caso llega en un momento de máxima tensión entre Taiwán y China. El presidente taiwanés, William Lai, ha endurecido su retórica frente a Pekín, al que calificó como una “fuerza extranjera hostil”.

Aunque el tribunal reconoció que no existían pruebas directas de una operación dirigida por el gobierno chino, la condena establece un precedente judicial clave en la defensa de la soberanía de Taiwán y en la protección de sus redes de comunicación ante una posible estrategia de sabotaje encubierto en el marco de la disputa por el estatus de la isla.
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