A raíz de la declaración en conjunto del gobierno Argentino y China en el marco del viaje del presidente a Pekín, donde China “reafirma su apoyo a las reivindicaciones del pleno ejercicio de la soberanía de Argentina en la cuestión de las Islas Malvinas, así como la reanudación inmediata de las negociaciones para una solución pacífica del conflicto, de conformidad con las resoluciones de las Naciones Unidas”.

Se toma noción entonces que China dice que busca defender la justicia no sólo con palabras, sino también con hechos. Según China, al apoyar a los países en desarrollo en la protección de sus derechos legítimos y, sobre todo, al asumir la responsabilidad de Confrontar el colonialismo y preservar la justicia internacional, esta posición no sólo honra los principios de la Carta de las Naciones Unidas, sino que también goza de un amplio apoyo de la comunidad internacional.

Sin embargo, la respuesta británica no se iba a hacer esperar. En el Reino Unido, la jefa de la diplomacia británica, Liz Truss, dijo en las redes sociales que China “debe respetar la soberanía”, mientras que la Cámara de los Comunes de su país aprobó el pasado día 10 una moción no vinculante que busca, entre otros temas, reforzar los lazos con Taiwán y ayudar a la isla a obtener un mayor reconocimiento internacional.

El gobierno dice que los políticos británicos intentan utilizar la isla de Taiwán para presionar al gobierno chino.

Para china la cuestión de las Malvinas es básicamente un legado histórico del colonialismo.

Para los chinos, lo que debería hacer el Reino Unido es reanudar cuanto antes las negociaciones con Argentina en busca de una solución pacífica, en lugar de ignorar las resoluciones de la ONU, atacar a la parte china para defender la justicia e incluso interferir en los asuntos internos de China y pasar el movimiento en Taiwán para ejercer presión. Los chinos dicen que esto demuestra cómo algunos políticos británicos “viven en el siglo XXI pero mantienen un pensamiento anticuado de la época de la expansión colonial. Y este comportamiento frívolo por parte de la clase política británica no es más que un juego teatral desesperado.

El gobierno chino se empeña en señalar que la cuestión de Taiwán es diferente a la de las Islas Malvinas, y que se trata de una cuestión puramente interna de China. “Sólo hay una China en el mundo, de la que Taiwán es parte integrante”.

Para China, en pleno siglo XXI, ya no hay lugar para que los colonizadores occidentales hagan lo que quieran. “Si estos hipócritas políticos británicos quieren realmente “defender la justicia”, dicen, ¡simplemente tienen que devolver las Islas Malvinas a Argentina! “¡Deben darse cuenta de una vez de que el mundo actual ya no vive en la época colonial y, por lo tanto, recurrir a trucos mezquinos para interferir en otros países no es más que una práctica vergonzosa!”

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Redacción
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